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Un año sin TV

Elegí estar un año sin TV.

Julio de 2013. El caso Bárcenas llevaba semanas generando titulares. El tesorero del partido del gobierno en mi país declaraba a los 4 vientos que había gestionado sobornos de grandes empresas y que toda la cúpula, incluido el presidente del gobierno, habían sido “untados”. Yo ya estaba harto de todo. Tras varios años de crisis me había dado cuenta que el pesimismo generalizado y sobretodo en mí mismo entraba en gran medida desde la pantalla de mi salón. Así que quité la antena. C’est fini. ¿Se puede vivir sin tele?

Creo que fue en el libro “La semana laboral de 4 horas” donde leí por primera vez sobre la Economía de la información. En resumidas cuentas la idea es que si cuidas tu forma física, si cuidas tu alimentación, si te cuidas de apartarte de la gente tóxica a tu alrededor, ¿por qué no cuidas la información que ingieres? Todos estos factores influyen en tu equilibrio anímico y posibilitan directamente lo que todos buscamos, la felicidad.

¿Qué me ha dado un año sin Tv?


-Tiempo. ¿Cuánto tiempo acumulado calculas que pasas esperando a que empiece el programa que quieres
Ganando un ratito por aquí,
otro por allá...
ver o viendo publicidad cada semana? Nunca te lo has planteado. La mayoría de nosotros tenemos más cosas que queremos hacer que tiempo para hacerlas. Pues bien, voy a poner un ejemplo: el descarrilamiento de un tren en Galicia. Si te dejas llevar por una noticia importante como ésta, puede que te enteres porque alguien comente la noticia en un grupo de whatsapp. O que lo haga un compañero de trabajo. Después los telediarios le dedicarán 15 minutos los primeros días. Posiblemente lo veas en el de comer y en el de la noche. Quizás cambies de canal y te lo contarán otra vez. Después los programas de tertulianos debatirán por las mañanas sobre tipos de vías, visibilidad, medidas de seguridad, consecuencias económicas para las empresas constructoras, familiares saldrán llorando por la TV. Alguien que pasaba por ahí saldrá diciendo algo intrascendente y tú estarás ahí plantado viendo como le entrevista una de esas presentadoras poniendo cara de interés aunque ya esté harta del tema. Quizás durante 10-15 días el asunto siga en el candelero. ¿Qué te ha servido de toda esa información? ¿Te hace más efectivo como persona o a nivel profesional? ¿Cuánto tiempo le has dedicado a toda la noticia, aunque sea cachito a cachito durante días?

En realidad, lo único que necesitas saber la mayoría de las veces son los 4 “Wh-“ periodísticos. ¿Qué? ¿Cómo? ¿Dónde? y ¿Por qué? Y esto, leyendo sólo titulares de vez en cuando, se hace en apenas unos segundos. Para seguir al día de lo que pasa a mi alrededor y en el mundo uso Feedly. Permite leer titulares de diversas fuentes casi casi como si fueran tweets y si te interesa entrar en la noticia. Pero para la mayoría de las noticias es suficiente con el titular. ¿Aún sigues diciendo que no tienes tiempo para hacer deporte?

Qpongo: rápido, cómodo, social y barato
-Tv Social, social media. Al eliminar los canales de televisión salté a Series.ly en mi tableta, ahora llamada Qpongo. Eso quiere decir que cuando quiero ver un contenido sólo tengo que abrir la app y ésta me sugiere qué puedo querer ver. Es un cambio enorme. El zapping inútil desaparece. La publicidad en la versión web molesta un poco pero en la tableta apenas se nota. Después de ver un episodio de cualquier serie me leo los comentarios que han escrito los otros internet-espectadores. Pongo mi opinión, leo la de los demás, comparo puntos de vista… Me hace sentir más conectado, me rio y abre mi mente puesto que, a veces, parece que otras personas han visto “otra cosa”.

-He conseguido eliminar de mi vida la prensa rosa/deportiva. Este tipo de información alimenta nuestros instintos más salvajes. Sé que sueno exagerado. Pero lo que hacen las mujeres al querer saber la vida de los/las famosas es compararse. Compran las revistas o ven programas en las que hablan de la celulitis de tal o cual famosa y se sienten extrañamente bien cuando a los demás les va mal. Envidian sus casas y sus novios. Anhelan llevar sus vestidos o incluso tener algún evento social digno para llevarlos. Las llaman “trepas” pero en el fondo saben que han llegado mucho más lejos a nivel social y laboral de lo que han llegado ellas. Lo que no suelen ver es que esta gente paga la forma de vida de muchos de estos personajes comprando revistas o consumiendo los anuncios de estos programas de TV. Prácticamente ninguno de todos estos sentimientos es positivo ni hace más feliz a la persona que lo ve, sino al contrario.
Fieles a lo que otros deciden que veamos

El fútbol es un equivalente pero más centrado en lo que interesa a los hombres: dinero, competición, logros, eficiencia y trabajo en equipo. Los hombres juzgan si determinado jugador debería cobrar x o y sin tener idea real del estado de las finanzas de su equipo. Si debería jugar o no según qué partidos. Se saben el historial y estadísticas de sus jugadores y equipos favoritos. Les hace creer que saben de algo importante de la vida y les permite reunirse en grupos sociales que se enfrentan entre sí sin que haya sangre, como sucedía antes. Los títulos liberan la agresividad y las frustraciones y les llenan de orgullo. A cambio pagan 70€ por un trozo de tela o pagan un bono con el que van a la nueva iglesia cada domingo. 

Toda esta información sólo me serviría para poder intervenir en las tertulias de las duchas del gimnasio o mientras espero en la peluquería. Para otros forma parte contínua de su día a día. A mí no me aporta casi nada. No creo que saber que un jugador gana no-se-cuantos-millones al minuto me haga más feliz. Y eso es de lo último que me hablaron.

-“Un novio para mi hija”, “Gandía Shore”, “Gran hermano”, concursos, realities, etc suelen basar el enganche del espectador en base a hacerle sentir superior o inferior que la gente a la que ve en pantalla. La gente se rie del friki que quiere seducir a la tía buena. Se siente por encima del tonto que sale en Gran hermano. El morbo suele ser la gasolina de la mayor parte de la parrilla televisiva actual. A mí no me aportaba nada, de hecho me ponía de mal humor porque acaba enterándome de esas cosas. Se acabó.

- Al poder ser selectivo con los contenidos que ves, te rodeas de lo que eres y esto a su vez se realimenta. Mis fuentes de información suelen ser constructivas, reflexivas, optimistas y de humor absurdo. No todas, claro. Por ejemplo, acusan a TED de ser buenrollismo new age. Es posible, pero a mi me inspira, me hace creer en la colaboración y en que avanzamos. Me sorprende. El humor, el nunca parar de crecer en algún sentido. Para mi todo esto me permite sentirme tan joven a nivel mental como ir en bicicleta.

Lo malo de no ver la tele


Atontado como los niños
-La voz humana es cálida y da compañía. Llegar a casa y encender la Tv hace sentirte menos sólo. Es cierto.

-Estás un poquito menos al día. Ya no soy de los primeros en decir que ha pasado algo. Voy a remolque.

-Cuando veo la tele me quedo atontado. Como los niños. Si voy a una casa o un bar con una pantalla encendida todo me llama la atención. La calidad de los montajes de los anuncios. Detalles como que algunos presentadores ahora estén de pie cuando antes no lo estaban. Que internet esté más presente. Que todos sean taaaaan guapos/as. De la misma manera que mis defensas viendo webs están en alto y mi cerebro elimina la información redundante, con los anuncios con la tele ahora voy sin barreras.

- Dos grandes eventos me hicieron volver a enganchar la antena: algunos partidos del mundial de Brasil (al fin y al cabo llegué a saberme la plantilla del Barça y algo de eso queda) y la coronación del nuevo Rey de España. En estos dos casos la televisión ha seguido siendo el mejor medio para disfrutar y estar informado.

Sigue siendo la mejor manera de
seguir los grandes eventos, como los deportivos


Concluyendo

Dejar de ver los canales de TV merece la pena si te falta tiempo y eres capaz de gestionar correctamente tu tiempo libre, que no todo el mundo sabe. Tus emociones y equilibrio interior estarán mejor balanceadas y tendrás una vida más feliz, siempre y cuando no seas ya un yonki perdido de la basura televisiva. Como decía Billy Wilder en "Con faldas y a lo loco", nadie es perfecto.


¡he dicho que voy a dejar un comentario! "Bueno, nadie es perfecto"


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