
Las últimas décadas de frenético desarrollo tecnológico han provocado muchos cambios en el ámbito de la producción musical. Desde hace muy poco podemos hacer grabaciones decentes en nuestra propia habitación si te apasiona y riegas tu estudio casero de muchas horas y no menos dinero.
El tema del que voy a hablar afecta a todos, desde los que nos tenemos que enfrentarnos a la mezcla de un tema, pasando por los que nos gusta simplemente escuchar música e incluso está relacionado con los locos del vinilo, que te dicen por activa y por pasiva que “no suena igual” que el CD y que en su mayoría no han oído hablar en su vida de la Loudness War.
¿Y cual es esta guerra de la que hablo? En pocas palabras: las canciones cada año que pasa suenan más altas. Por muy pegado al 0 que pongas el volumen el tema ya está que revienta. Esto es así porque hay una característica acústica que dice que lo que escuchas más fuerte te gusta más. Así que en un mundo tan competitivo como este cualquiera quiere sonar un poquito más fuerte que el de al lado. Puede ser en la radio, en la colección del ipod, en un concurso de maquetas… y al final los que perdemos somos todos.
Porque el precio a pagar es que te cargas la dinámica del sonido, es decir, que escuches partes débiles y fuertes en el mismo tema. Y si todo está fuerte la música no te “golpea” ya que de hecho te están dando una paliza desde el principio hasta el final. Así que la música emociona menos y la fatiga auditiva que se produce de forma inconsciente provoca que escuchemos música menos tiempo.
Los artistas no van a aceptar sonar por debajo que los demás así que las mezclas se hacen a reventar y a nosotros nos llega una grabación degradada en cuanto a calidad. Es por ello que los locos del vinilo te dicen que los vinilos suenan mejor. Porque si escucha un disco de Queen de los 80 y su versión remasterizada ve que suena peor. Pues sí, pero el problema no está en el soporte, está en la mezcla. Que pruebe a escuchar alternativamente el Death Magnetic de Metallica , disco que ha marcado un hito nefasto en esta guerra, en su versión vinilo y CD. No notará ninguna diferencia de calidad. Pero, sorpresa, que escuche la versión de Guitar Hero, mezclada 10db! por debajo… ( pongo un enlace al final para quien le interese profundizar en este tema)
Una solución a este problema consistiría en crear una etiqueta de calidad que todos pudiésemos reconocer en la que se certifique que la calidad del disco es la más alta, incluyendo unos parámetros que ya existen en la industria sobre calidad MP3, dinámica y buen gusto. De esta manera alguien como Lady Gaga podría vender en iTunes un álbum con la etiqueta de calidad y a la vez un radioedit con todo a reventar. Seguiríamos sufriendo esa sobrecompresión, agudizada por la re-comprensión de las rádios y discotecas, pero al menos podríamos conseguir una versión decente de los temas que nos gustan. Ese zumbido…
Un asco.
Comentarios
Publicar un comentario