El borracho de la estampita



Volvíamos a casa por un parque cuando un desconocido nos abordó con una propuesta extraña. Decía querer seguir de fiesta y ofrecía mil euros para que lo acompañáramos.


Acabábamos de ver la muy recomendable Al final de la escalera (1980) en casa de unos amigos. Mi novia y yo andábamos por un conocido parque de mi ciudad, cuando un hombre de cuarentaytantos, aspecto eslavo, pantalón y camiseta corta nos para.

— Perdonad, ¿dónde podría comer algo? —dijo con acento extranjero, aunque no demasiado marcado.

— Ahí cerca tienes un 24 horas —señaló ella con naturalidad.

 Lo miré a ver la reacción. Yo había pensado que era un mendigo, así que no me extrañó que continuara hablando entre quejas. Pero no era del hecho de tener que pagar. Balbuceó y empezó a decir que quería seguir de fiesta, dando a entender que lo que deseaba era que le acompañáramos. 

— Pues la verdad es que mañana tenemos que trabajar, y ya es tarde —dije.

— Yo también tengo que trabajar —respondió él.

Nos quedamos un tanto extrañados diciéndole de buenas maneras que no, así que el hombre apretó el acelerador:

— Tengo mil euros aquí, ¡vamos a divertirnos! —e hizo ademán de sacarlos, pero sacó algo que no  llegué a ver bien.

 Fue ahí cuando me saltaron las alarmas: ¿nos estaban intentando estafar? ¿Era esta una versión modernizada del timo de la estampita? Empecé a imaginarme la escena: nos iríamos con él a algún bar. Al rato aparecería casualmente un tipo listo que nos convencería de quedarnos con el dinero del borracho. Nos pediría dinero de alguna manera. Intentaría convencernos de aprovecharnos del tonto rico. Le daríamos nuestro dinero y acabaríamos descubriendo que los tontos habíamos sido nosotros.

Pero no pasó. Volví a la realidad. Le repetimos que no íbamos a irnos con él.

— ¿Pero no queréis mil euros? —insistió medio gritando, mientras nos alejábamos.

 Comenzamos a andar en dirección contraria a él, pero en un último momento nos giramos. Yo buscando un compinche sospechoso alrededor. Mi novia analizando si su bamboleo de borracho era realista o no. 

Quizás sólo buscaba amigos.

 Volvimos a casa.

Comentarios

Entradas populares