Jim y el tullido de John Silver de paseo por el Caribe


Imagen creada con IA

LITERATURA – La Isla del Tesoro (R.L.Stevenson) 269 pags. (1883)


Lo malo de considerar una obra como clásica es que, automáticamente, tendemos a ignorarla. Suponemos que ya la conocemos, normalmente gracias a versiones edulcoradas del Hollywood más light. Por eso no es de extrañar que nos llevemos una sorpresa mayúscula cuando nos acercamos a la novela original y descubrimos que ese héroe lleno de bondad y valentía… no lo es tanto. Ese D’Artagnan, por ejemplo, no es un romántico empedernido sino un mujeriego bastante cabroncete, o que el Drácula de Coppola del "amor eterno" sabía poco del tema, limitándose a lo suyo.

La Isla del Tesoro suele catalogarse como literatura juvenil. Y no lo discuto. Jim Hawkins es un adolescente enfrentándose por primera vez a decisiones cruciales: la disciplina, el miedo a la muerte, la ambición desbocada, la falsedad de la gente... y en el fondo el instinto último de supervivencia.

Durante toda la novela, Jim se debate entre dos formas de estar en el mundo: la rectitud disciplinada del capitán Smollett y el carisma manipulador de John Silver. Silver es brillante, encantador, hábil… y más falso que las balas del Equipo A, por lo que va balanceándose entre los bandos según sus intereses.

En nuestro día a día y a cualquier edad nos encontramos muchos John Silver, gente que se mueve según sople el viento y que te sonríe mientras piensa cómo salir ganando ellos y sólo ellos. No se han dado cuenta, al igual que los piratas de la novela, que los grandes logros se consiguen cooperando unos con otros, con mentalidad ganar-ganar en lugar de yo gano – tu pierdes.

Como todos sabéis, al final el egoísta no sale mal parado, lo cual engrandece la novela porque la realidad suele ser así. Sin embargo, me quedo con los valores de “los buenos”: cooperar, rodearse de los mejores y repartir de forma equitativa. Y por supuesto nunca olvidar que una cosa es ser bueno y otra ser tonto.

La Isla del Tesoro es una gran novela de aventuras. Corta, directa, divertida. Perfecta para devorar en un par de tardes y, quizá, para reflexionar un poco más de lo que uno espera al embarcarse con Jim y Silver.

¡Quince hombres sobre el cofre del muerto... ¡Yujujú, y una botella de ron!




Comentarios

Entradas populares