Cuando empezé a ver “El séquito”
me gustaba la frivolidad general que destilaba la serie. Era muy superficial y
entretenida, ideal para que los solteros que vivimos solos nos distraigamos
antes de dormir. Sospechaba que era la versión “Man” de Sexo en Nueva York y no
fallé. Y digo que es ideal para solteros que además vivimos solos porque dudo
que muchas mujeres disfruten viendo este espectáculo de igual manera que la
mayoría de hombres se aburren con las pajas mentales de las treintañeras de
Sexo en Nueva York. En el caso de esta
serie la acción principal se centra en las aventurillas de un grupo de
veinteañeros cercanos a la treintena en Hollywood. Vincent Chase es una
estrella de cine y se ha rodeado de sus mejores amigos de la adolescencia para
quemar Los Ángeles a lo grande.
¿Y qué es lo que han puesto los
productores para satisfacer los deseos profundos (y no tan profundos) del joven
de 16 - 35 años del mundo entero? Pues ya te lo puedes imaginar: Fama, mujeres
guapas y fáciles de usar y tirar, dinero, el dinero, ¿he dicho el dinero?, lucir coches y ropa de marca, éxito
profesional sin trabajar duro y nulo compromiso con nada. Y yo creo que no se
equivocan. Porque creo que un porcentaje enorme de hombres daría su dedo
meñique por estar en ese grupo de amigos aunque sea una temporadita aunque
jamás se lo reconocerían a sus novias. Y
no sólo los adolescentes con granos en la cara, también los hombres que
ya se plantaron y que sienten que no tuvieron esa época de locura, que llevan
emparejados desde ya no se recuerda y que confiesan cuando van borrachos que
están hartos de comerse la misma tostada.
El caso es que ya voy por la 6ª
temporada y me están sorprendiendo y no sólo por los cameos de las entrellas de Hollywood. Me sorprenden porque siguen a su rollo, mostrando un mundo
marcadamante masculino pero ahora nos están contando otros aspectos del carácter
general de los hombres, de nuestra manera de ver las relaciones de pareja y de la sociedad en que vivimos. La manera en que
compiten por sus propios objetivos para ganar a cualquier precio y si es
preciso a dentelladas es espectacular. Y me encanta porque no creo que eso sea
ficción.
Varios personajes, incluso el más
bobalicón se da cuenta que va a tener que dejar de vivir bajo las faldas de la
estrella de cine y empiezan a buscarse la vida. Da gusto ver cómo
intentan crear sus propias empresas o el retrato que hacen sobre la enorme
importancia de los contactos en el mundo profesional. También me gusta cómo se ayudan formando un
equipo en todo momento entre insultos y ataques a la yugular con, no siempre, fina ironía.
Realmente recomiendo esta serie para entender a los tíos
como recomiendo Sexo en Nueva York para entender a las tías. Muchos se quedarán en la superficie de lo que cuentan estas series pero si tienes buen ojo verás que no dejan de hablar de nuestros problemas aunque nosotros no seamos estrellas de cine ni columnistas que se compran Manolos.
Aunque sólo sea para ver a Ari
soltando mierda a grito pelao cuando entra en su oficina y a renglón seguido tratando de suavizar las cosas de su mujer.
Que no decaiga.
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