Durante años escribí un blog. Hoy me he metido en las cuentas para comprobar que siguen activas, que es el equivalente digital a subir al desván a comprobar que las cajas con las cosas viejas están bien guardadas y no se están llenando de moho.
El caso es que he visto que hace 3
años recibí un email de una chica supermajísima, superguapísima y super-todo
resumiendo por qué le había enganchado mi blog y por qué, aunque ya en aquel momento
llevaba años evidentemente abandonado, debía continuarlo.
Ha sido emocionante. No
solo por recibir una caricia que es un eco del pasado, sino porque su resumen era
un reflejo de lo que yo quería conseguir cuando lo escribía.
Raras veces algo
que ha sido importante en tu vida se cierra dejando una sensación de completitud.
Esta aventura ha tenido hoy un broche dorado, y es que su agradecimiento por la
que ella dice mi generosidad con tantas horas escribiéndolo se ha visto recompensado
con su generosidad escribiéndole a un autor anónimo de un blog abandonado. Y mi
círculo se ha cerrado.
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