Crítica de Tron (Legacy)

Tron: Legacy - 2010 - 3D - 150 min.

Tron (Legacy) es una película aburrida. A ver si te suenan estos personajes: por un lado un malo que quiere dominar el mundo contra un sabio Zen que le cede el testigo a la siguiente generación y por otro un joven arrogante pero de buen corazón junto a una chica guapa y “especial”, que ayuda al único que puede salvarlo.

¿A dónde agarrarse? Pues a un estética pulcra, de 10 y a una banda sonora de Daft Punk que funciona como un guante, uniendo la producción moderna con un soniquete de videojuego ochentero. El 3D no deja de confirmarme que no vale lo que pagamos por ello. Ni siquiera producciones pensadas para explotar la novedad del nuevo siglo consiguen resultados que merezcan el incordio de ver la peli con unas gafas cuyo efecto más notable es la oscuridad.  Me decía un amigo que le han gustado más los anuncios 3D de antes que los efectos de la película.

El guión es especialmente refrescante con frases como “soltadme”, “temía que fueras a decir eso”, “no lo conseguiremos” o “no le perderé otra vez”. El mundo paralelo que se han inventado no tiene profundidad, mezcla temáticas de dictadura con exterminio, arquitectura futurista al estilo Blade Runner y un interiorismo que es una copia descarada del final de 2001 Odisea en el espacio. Al menos queda bastante homogéneo.

La idea de que el malo sea una copia digital “joven” del bueno que ya es “viejo” sí es original. Sólo espero que no aprevechen la nueva técnica informática para que actores ya muertos vuelvan a protagonizar nuevas películas y que si esto pasa, que ocurrirá, que no tenga éxito.

Mis amigos y yo bostezábamos y las luces tardaban en encenderse.

Se deja ver.