El tema del ego
es fundamental en todo esto de
conocer mujeres. Si tienes demasiado
te conviertes en un capullo y si no
tienes suficiente te quedas en esa esquinita oscura reservada a los perdedores. Para conseguir acercarte en
frío a una desconocida tienes que tener la autoestima bien alta. Al menos lo
suficientemente alta para considerar que eres igual a ella. Si te ves inferior (pensamientos
tontos del tipo “es una diosa”) empezarás a comportarte como tal y ella
empezará a verte como tú te ves, así que el juego habrá acabado.
El problema es que salir a pecho descubierto al mundo exterior es arriesgarse a ver como golpean tu autoestima, porque en el fondo te estás vendiendo a ti mismo y como
cualquier vendedor sabe, vas a recibir algunos “no”. Si además sólo tratas de
ligar en un ambiente de buitres a la caza te encontrarás con un círculo de
chicas bien protegido a 7 llaves que evite la entrada del pesado de turno y tú
te puedes ver diciendo “ehhhhhhh…” y buscando la tercera llave mientras el
grupito decide irse y la chica interesante se va: ni lo habías intentado pero
ya te sientes fracasado.
El gran error es verlo de la siguiente manera: “no le
interesaba porque no soy lo suficientemente bueno”. ¡Neeeennng! Error. No te castigues. Entre
otras cosas porque no sabes qué ha
pasado realmente. Podría suceder que la amiga “murciélago” haya visto que
estás avanzando y tire de la amiga guapa para no quedarse sola, o que hoy no esté de humor, que tuviera la regla y sea emocialmente impredecible, o que hayas
avanzado demasiado despacio, o que con más tiempo hubiera empezado a cambiar el
chip ya que no pensaba ligar esa noche. Es un ser humano y las posibilidades
son infinitas.
Así que hay que ver las cosas por el lado positivo. De primeras has conseguido entablar una conversación
con una mujer interesante. Ya es mucho
más que todos esos tipos dubitativos con la copa en la mano mirando a
diestro y siniestro toooooda la noche o los que se quedan autoencerrados en casa quejándose de no
tener novia. Yo mismo tengo noches en las que no veo a ninguna que me
interese y que si al fin veo una estoy tan frio que ya no consigo saltar al
ruedo. Así que sí, has conseguido un pequeño éxito si es que aún te cuesta
hacer esto (como nos pasa a la mayoría).
Yo lo razono como que cada vez que haces un acercamiento
estás aprendiendo. Porque cada
mujer y situación es un mundo pero algo que es innegable es que al final vas
aprendiendo cositas.
Así que en mi opinión
no hay que salir a ligar. No hay que estar sonriendo mientras la miras
pensando en “esta podría ser mi novia” o “a ver si me la follo”. Hay que salir a conocer gente e ir avanzando
según surja. Y para ello lo que sí
puedes exigirte, lo que depende completamente de ti es el esfuerzo de salir de tu círculo de confianza.
Los resultados que obtengas tendrás que analizarlos luego y tratar de sacar una
lección, un cambio, un “esto a partir de ahora ya no lo volveré a hacer así”.
De esta forma, sean cuales sean los resultados, siempre ganas.
Porque ahora viene la buena noticia: cada día el contador se resetea. Para la chica en cuestión sólo
fuiste alguien que ya ha olvidado. Para ti ella fue una lección nueva. Si
sigues la buena idea de no intentar ligar con chicas que ves todos los días (o
siempre en los mismos sitios) el día siguiente será un folio en blanco y no
habrá habido consecuencias.
El viernes pasado quedé con una chica. Brasileña, jovencita,
no me extrañó demasiado que no se
presentara. A veces pasa. Jode, claro que sí, pero no demasiado. Cuando se
lo conté a un par de amigos uno se sorprendió de que no me afectara. Para él
ella me había menospreciado. Para mí que hubiera accedido a concretar
una cita conmigo, que hubiéramos conectado hablando por internet ya es un
éxito. Para mí era la vuelta al mundo de las citas online tras varios meses con
una historia que no funcionó. ¿No llegué
muy lejos con la brasileña? Es verdad. Pero llegué mucho más lejos que
otros cientos que intentaron hablar con ella y a los que no respondió. Llegué
más lejos que los que si hablaron un rato pero sin cruzarse muchas más palabras,
sin conectar. En algún momento entre conocer un chica y “cerrar” con ella voy
perdiendo a muchas. Unas al principio, otras conforme vamos avanzando. Si te crees que esto es como las películas y que
cuando uno sabe mucho ya todo es jauja como en “Crazy, stupid Love”, baja del limbo.
En algún momento la
chica se rallará, pensará en su ex de no se cuantos años juntos, en ese
otro del finde anterior o pasará de ti porque, si es guapa y lista, sabe que
tiene mil oportunidades a partir de mañana. Y que dejar pasar esta oportunidad
en realidad no es tan grave, al fin y al cabo apenas te conoce.
Así que yo me planteo qué hice mal
o simplemente qué no hice, miro donde haga falta para coger ideas cuando tengo dudas y sigo adelante. En el caso de la brasileña ya había aprendido a quedar en un sitio al que también habría ido sólo. Y para la siguiente vez decidí hacerme un poco el despistado y recordarle la cita preguntándole a qué hora era poco antes para que no me vuelvan a decir eso de "anda, ¿era hoy?".
No olvidemos que para que una desconocida te haga daño tiene que cumplirse
una premisa: que tú te dejes. Y que al único que no le salen las cosas mal a veces es el que no hace nada.
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