Haberme vuelto muy exigente tiene muchas desventajas. Aunque muchas mujeres odian este punto (porque hace que no se sientan para nada especiales) ligar es cuestión de estadística. A la chica promedio le encantaría que su próximo príncipe hubiera estado en una isla desierta, no que se haya acercado a muchas mujeres antes que a ella. Pero luego las muy atractivas suelen acabar con los hombres que tienen aplomo, agallas, capacidad de socializar con otros... lo cual se desarrolla practicando. Incluso los que tienen esa capacidad de "siempre" (los llamados 'naturales') la tienen porque llevan toda la vida haciéndolo.
Juntar estas dos características, ser exigente y saber el importante factor que es la estadística simplifica mucho las cosas ya que cuando por fin ves a una mujer que tiene ese algo que te llama sólo tienes una opción: acercarte. No queda otra.
Yo no puedo ir tirándole a todas las chicas guapas que hay sencillamente porque no me interesa lo que puedan decirme, no me lo pasaría bien, no fluiría y por lo tanto no voy a llegar a nada a menos que sea ella la que coja las riendas. Así que si voy a acercarme a pocas no puedo permitirme el lujo de dejarlas marchar. Acercarme es una obligación.

Lo más importante cuando conoces a una desconocida es causarle un impacto emocional. En estos casos lo peor que te puede pasar es precisamente pasar inadvertido, ser uno más. Así que una chica que ya está fuera de su 'modo lógico y racional' me favorece. Cuando una mujer se pone a darle mil vueltas a todo es cuando empiezas a tener pocas probabilidades de éxito. Así que ahí me tienes lanzándome contra el averno. Pero esta vez no salió bien.

Cuando volví con mis amigos estaba contento. Por un lado por haber encontrado una chica que me interesase. Por otro lado por haberme acercado a una chica atractiva sin que me haya intimidado su belleza lo más mínimo. Y por último por notar como una anestesia total en mí hacia que lo que muchos podrían considerar rechazo o fracaso no hiciera ni siquiera acto de presencia.
Iba a ser una gran noche.
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